miércoles, 18 de marzo de 2009

breves historias encadenadas. la tímida.

nuestra mujer es tímida por naturaleza. es extremadamente tímida. es tan tímida que a duras penas se aguanta a sí misma la mirada frente al espejo. es muy guapa, aunque ella piensa lo contrario. muchos hombres se han enamorado de ella. pero su timidez les ha dado esquinazo a todos. y casi ninguno pensó que fuera por timidez, sino, más bien, lo contrario: altanería.

muchos la llaman irene adler, la que siempre da esquinazo. pero su nombre no nos interesa.

una vez un hombre se lo quiso decir todo en una mirada. pero ella volvió los ojos, que no quisieron escucharlo. y fue una lástima, porque nunca lo volvió a ver, y durante mucho tiempo ella se preguntó qué fue aquello que aquél hombre quiso decirle y sus ojos fugitivos no le dejaron escuchar.

hoy, mucho tiempo después, lucha día a día por superar esa timidez, y lo va consiguiendo. y hoy, como si se tratase de un zapato de cristal al que encontrar el pie de un ceniciento, se ha propuesto encontrar a ese hombre.

y aún hoy, mucho tiempo después, en los ojos de todos los hombres del mundo, cuando se cruzan con los suyos, lo busca a él.

3 nihil obstats:

Granito dijo...

Un hermoso desencuentro, pero triste también. Parece que ella ya no rehuye el misterio, lástima, el otro debe seguir pérdido en si mismo.
¿La cadena sigue?, saludos.

nihillo dijo...

miguel ángel decía que cuando obtenía un bloque de mármol, éste ya contenía la escultura dentro, y que él se limitaba a quitar los trozos que sobraran para hacerla aparecer al mundo.

y creo que con las historias pasa algo parecido. yo no soy escritor, ni si quiera aficionado, y no suelo escribir historias. pero creo que lo maravilloso de las historias, y lo que realmente apasiona a los que las escriben (ya sea de forma profesional o amateur) es que tienen vida propia, ajena incluso a la propia voluntad del creador. el cual no deja de ser otro espectador más, que se encarga simplemente de sacarlas a la luz. y por más que profundice, ni si quiera él llega a conocerlas en toda su inmensidad. no son su obra, sino su descubrimiento.

y tras esta larga introducción, voy a lo que voy: para mí, el misterio no está en el listo. pero tampoco en la tímida. sino en ese preciso momento en que sus ojos se cruzan.

el listo actúa de una forma automática y superficial. pero es ella (o eso piensa él) la que le hace descubrirse en sí mismo una debilidad. la debilidad de que incluso alguien frío, manipulador, como él, puede llegar a enamorarse en una sóla mirada.

de igual forma, ella cuando gira la vista no lo hace para derrumbarlo a él, sino que es su propio derrumbamiento. y en ese momento, algo queda grabado en su memoria, que tiempo después se hace patente y hace que también en su vida cambie algo.

es, por tanto, la magia del momento, la chispa de ese cruce de miradas, lo que guarda misterio en esta historia. cómo una mirada puede decirlo todo sin una sóla palabra. cómo una décima de segundo puede cambiar por completo dos vidas hasta entonces dispares (y después también).

quién sabe, tal vez, algún día se vuelvan a reencontrar. por supuesto que la cadena sigue, pocas cadenas he visto que tengan sólo dos eslabones, jeje. pero con paciencia, que las musas están de vacaciones, jeje.

saludos a tí también.

Granito dijo...

Creo que has hecho un mágnifico acercamiento a la siempre indescriptible pureza, tanto con los dos eslabones como con esto que dices ahora, y en mi opinión eso es algo que no es nada fácil. Ahora entiendo mejor que por momentos así vivimos a veces, que rápido se le olvida a uno. Esa mirada, esas dos miradas que se cruzan ponen de manifiesto por ejemplo que ni el es tán frio (¿como no lo es tampoco el marmol de Miguel Angel?) ni ella tán tímida, son esos disfraces que llevamos deseando secretamente quitarnos cuando menos lo esperamos.
Esperaré al siguiente eslabón, con paciencia, merecerá la pena la espera.
Un abrazo.



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